NIVELES DE CONOCIMIENTO DE DIOS
- Juan 4:21
Jesús le contestó:Créeme, querida mujer, que se acerca el tiempo en que no tendrá importancia si se adora al Padre en este monte o en Jerusalén. 22 Ustedes, los samaritanos, saben muy poco acerca de aquel a quien adoran, mientras que nosotros, los judíos, conocemos bien a quien adoramos, porque la salvación viene por medio de los judíos. 23 Pero se acerca el tiempo—de hecho, ya ha llegado—cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. El Padre busca personas que lo adoren de esa manera.
Recuerdo que cuando reflexione sobre este pasaje por primera vez lo que más me impacto es el hecho de que Jesús mismo afirma que podemos adorar sin conocerle. Entonces la siguiente pregunta obligada fue ¿Qué es esto de conocerte?”; “¿De qué se trata?”. Y el Señor me empezó a hablar de los distintos niveles de revelación que hay en nuestras vidas. Aprender esto trae mucha paz al corazón, porque nos ayuda a entender que muchos hijos no viven una vida en plenitud con Dios no porque son hipocritas o farsantes, aunque los hay y es una realidad que no podemos negar. Sino que son personas a las cuales no podemos exigir ciertos niveles de frutos debido a su precario conocimiento del Señor.
Podriamos afirmar: “Pero hace treinta años que está en la iglesia...”. ¡Y esto no tiene nada que ver! Aunque haya asistido a un seminario teológico hay niveles de conocimiento y revelación del Señor que no se alcanza con intelectualizar el evangelio. Por supuesto que el estudio de la palabra es fundamental para el crecimiento del hijo pero la información por si sola no es revelación.
Como crecí en la iglesia, asistí desde pequeño a la “escuela dominical” y en ella aprendí muchas cosas valiosas, cual es el antiguo y nuevo testamento, quién es Jesús, lo que hizo por mi, quienes fueron los profetas del antiguo pacto y muchas cosas mas. Sin embargo, todos esos años no hicieron que yo tuviera una mejor calidad de vida. Me dieron una información cognitiva, ¡Pero no me dieron una vida espiritual! De nada me servía aprender tanto tiempo lecturas y aprendizajes, si no tenía un espíritu enseñable que permitiera vivir lo aprendido.
Sabía la historia de Daniel, José, y David, pero en el momento de tener que aplicar lo que yo había aprendido, ¡Qué difícil que era!
▪ ¿Qué tenía que ver David con su honda, y Goliat, y la computadora, la pornografía y yo?
▪ ¿Qué tenía que ver la historia de Daniel en un pozo, y cómo Dios le bendijo, con saber manejar mi ira?
▪ ¿Qué tenía que ver la historia de un Jesús cruzando el mar de Galilea, con mi nivel de celo?
Yo podía sacar ideas y enseñanzas, pero sólo el Espíritu podía permitirme vivir una convicción tan profunda que hiciera que mi vida cambiara.
Así que mi perfeccionamiento se fue dando por mis crisis, pero también por la revelación. Y esa revelación se daba sólo en el contexto de la intimidad con Dios.
La revelación es Luz. Y es la obediencia a esa revelación lo que me permite vivir en coherencia con lo recibido. La revelación nos hace entrar en el ámbito de la cruz. Hablar de cruz no es un evento histórico o es apenas un paso, y listo: Dejamos la cruz, y seguimos a otra cosa. Es una realidad espiritual en el cual podemos vivir sin nosotros mismos.
La cruz es vaciarse de uno mismo. ¡Como lo hizo Jesús! Pero a veces nosotros hemos aprendido un conocimiento sólo informativo.
El primer nivel de conocimiento que hace que las personas puedan acercarse de alguna manera a Dios, es el conocimiento teórico.
1° Nivel de Conocimiento: Nivel Teórico
El conocimiento teórico es muy bueno
Pero a veces nos hace absorber un conocimiento demasiado informativo.
✓ Significa conocer a Dios mediante información, lectura, estudios bíblicos, prédicas, televisión, asistencia a las iglesias.
✓ Se aprenden las reglas y los principios espirituales. Se sabe cómo se debe actuar, cómo hacer una guerra espiritual, cómo levantar las manos, qué es el ayuno.
Es importante que partamos de esta plataforma: Cada vez que te sean revelados a tú espíritu principios espirituales, caés en la responsabilidad de ser coherente a la revelación que se te dió.
➢ ¿Cuándo se detiene la revelación? Cuando dejás de ser coherente con la misma.
Por ejemplo, recibís una primera información en donde Dios es el proveedor de todo lo que nos falta, pero te empezás a mover de una manera en la que vos sos tu propio proveedor y si no haces todo lo necesario y trabajas hasta deshora crees que no vas a poder progresar o cumplir ciertos objetivos. Hasta ahí llegó la información, la revelación, y la luz.
El conocimiento teórico es un conocimiento que nos deja en el borde. Se puede decir que estamos empezando a entrar. Es como si estuviéramos en un umbral o puerta, y cuando nos metemos, nos dicen: “El camino que vas a recorrer es hermoso, a tantos kilometros tienen una plantación de naranjas, pueden parar y tomar las que quieran. A 10 km van a entrar en la zona de monte y van a poder observar especies autoctonas de pájaros y 30 minutos mas de camino ya estarían llegando al arroyo con sus cascadas”.
Todavía estamos en el umbral, ¡Y ya nos dieron toda una camada de información! Luego viene alguien que nos dice: “¿Y qué tal es ahí?” Y le respondemos: “Es espectacular, es glorioso, ¡es buenísimo!”. Pero... ¿En realidad lo vivimos? ¿Podemos garantizar que es así? ¿Por qué no caminamos? ¿Por qué no avanzamos? Estamos hablando de acuerdo a lo que alguien nos describió, pero no lo vivimos.
La información y el conocimiento teórico nos dejan en un umbral, y en un lugar de cruz muy limitado. El nivel de luz que entra, es muy básico, porque apenas es información.
¿Sabes qué es lo más triste? Que muchos toman la decisión de quedarse simplemente en ese ámbito.
Podemos entender que no salimos de lo negro y entramos a lo blanco de una forma abrupta, sino a través de un proceso transicional. Me trajo personalmente mucha calma entender esto. Muchas veces en mi adolescencia le preguntaba al Señor: “Señor, ¿Soy convertido o no convertido?”, y con el tiempo entendí que: “Sí, pero que aun estaba en los umbrales, estaba en un proceso a donde apenas tenía rayos de luz. Y era necesario que siga metiéndome adentro de la cruz”.
San Juan 6:26:
Jesús les contestó:
Les digo la verdad, ustedes quieren estar conmigo porque les di de comer, no porque hayan entendido las señales milagrosas.
En este modelo de conocimiento las personas se aman demasiado. Lo que buscan son las añadiduras. ¡Quienes estan en este nivel se aman mucho a sí mismos!
En nombre de las Escrituras aman demasiado “la obra”. No les importa el Dios de la obra, sino que aman mucho la obra. Porque la misma habla de ellos. Aman tanto la obra de la iglesia, que se han olvidado del Señor, y a eso le llaman “estar en el propósito”.
➢ Entrar en un conocimiento más profundo, es salir de esa información teórica.
Quienes todavia estan acá conocen quién es Dios, saben quién es Jesús, pueden entenderlo a través de las Escrituras, pero en la manifestación de sus vidas, siguen corriendo por las suyas propias. Siguen esperando tener gloria, que alguien los ame, y tener recepción. Siguen midiendo, pensando y buscando lo que la gente hace a su alrededor: “Me quiere”, “No me quiere”, “Me rechazó”, “No me aman”, “No me escuchan”.
Esas personas tienen tan alto concepto de sí mismos, que están todo el tiempo pensando y midiendo lo que otros están mirando de ellos. Su medida es justamente su bienestar.
¿Es pecado esto? No es pecado, simplemente es un proceso de inmadurez.
El conocimiento teórico es una puerta de entrada. Y la gente puede acceder al reino, a través del mismo.
Pero la pregunta es: ¿Querés vivir una vida de plenitud con Cristo despues de morir o querés empezar a vivirla ahora?
No podemos pretender alcanzar las añadiduras de las que tanto nos hablaron viviendo en este nivel de luz.
El conocimiento teórico nunca te llevará a entender los conocimientos profundos de Dios. Porque apenas podés entender cómo son los principios básicos, pero no comprendemos lo que está funcionando en el corazón de Dios.
2° Nivel de Conocimiento: Por Contacto
Santiago 1:6
Pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 7 No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. 8 El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.
Estamos en un nivel de conocimiento por contacto: Vos empezás a amar a Dios, y empezás a conocerle como persona. Ya no es una información, y ya no es una esencia o sustancia que te hace sentir cosas lindas. Ahora lo empezás a vivir como persona, y empezás a entender que él tiene un plan, un proyecto, un propósito. Y empezás a ver a la iglesia de otra forma. Un día vas a una reunión, y tenés un éxtasis impresionante. El Señor te lleva en visiones, te hace entrar en el espíritu, hablás en lenguas, ponés tu mano sobre los enfermos y ellos sanan... ¡Vos ardés de pasión! Algo adentro tuyo te empieza a decir: “Esto es lo que busqué toda mi vida”; “Éste nivel de vida es lo que yo quería”. Pero por algún motivo, algo empieza a apagarse,
Y cuando menos te das cuenta, estás de nuevo en el mismo nivel en que estabas antes: Desanimado, triste, angustiado, cansado, ocioso, con miedos. ¡Y vos no sabés qué es lo que ocurre! En alguna otra experiencia, en algún otro evento, en alguna otra situación, en algún otro momento de tu vida, cuando te lo proponés, volvés a encontrarte en esa experiencia magna, en ese nivel espectacular. Y lo podés vivir un tiempo: uno, dos, tres, cuatro meses, ¡Hasta años! Y de repente otra vez se vuelve a apagar.
El centro de este tipo de conocimiento, son las emociones.
Lo que dirige la vida de la persona, es la emoción. El alma sigue gobernando, y lo que sienta, es tan importante que define su nivel de creencia: si Dios obró o no, si lo siento o no lo siento.
Es muy inestable concentrar tu vida en las emociones. Es como el doble ánimo, es como el que espera sentir para hacer. Es el que espera sentir, para luchar contra la tentación, y no logra comprender
Es un nivel de conocimiento que te permite desarrollar niveles de fe. Que arranca solamente de la teoría, para decirte: “Hay más...”. Que arranca de lo experiencial, para decirte: “Hay mucho más...”. Pero lamentablemente muchos decidieron quedarse en este nivel de conocimiento, un conocimiento que no les permite alcanzar a vivir de forma continua, lo que en algún momento vivieron.
En Mateo 7:24 tenemos un ejemplo de como es vivir en este nivel de contacto. Dejar que nuestras emociones nos gobiernen es similar a construir toda nuestra vida de hijos de Dios sobre la arena, en cuanto vengan dificultades todo se viene abajo.
3° Nivel de Conocimiento: Por Relacionamiento
Filipenses 1:21
Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.
Cuando entramos en este nivel el amor a Dios es un amor más grande que el amor hacia uno mismo. Finalmente, todo lo que hace uno, es por amor a El.
¡Es tan espectacular amar a Dios! Lo que hay dentro de tu deseo, es Él. ¡No te importa otra cosa más que Él! Acomodás a Él, tu familia; acomodás a Él, tu trabajo. No te importa si tenés que cambiarte de casa las veces que sea necesario. No importa si tenés que pasar el tiempo que sea en su presencia, Si el Señor te está pidiendo algo, vos lo hacés. Le dejás de temer al hombre. No te importa la opinión de las personas, porque ahora sólo te interesa qué dice Dios de vos.
En el conocimiento por relacionamiento, considerás a Dios más importante que vos mismo.
Es un conocimiento en donde nos enamoramos más de Él. El amor es el centro de la relación, y del conocimiento. Uno ya no ama a Dios por obediencia, sino porque le conoce tanto, que no sabe hacer otra cosa. Uno ama a Dios, porque no sabría qué hacer si no lo amara. Uno empieza a entender quién es Él. En este nivel, la enfermedad deja de ser un estorbo, y ya no es tan importante si recibo o no un milagro, de todas maneras lo tengo a El y el me tiene a mí y ¡Eso es lo mas importante!
Podriamos entonces llegar a pensar que éste es el máximo nivel de conocimiento de Dios: un conocimiento por relacionamiento, un conocimiento donde el “Amor” fuera el centro de nuestra relación. contacto, para entrar en el de relacionamiento, cuando Él nos muestra que hay un nivel más: el de conocimiento por unidad.
4° Nivel de Conocimiento: Por Unidad
- Corintios 6:17
Pero el que se une al Señor, un espíritu es con El.
Él Señor nos muestra que El amor no es la máxima manifestación de conocerle. Nuestra máxima manifestación de conocimiento, es que seamos uno con El”. Entonces podemos preguntar: “Señor, ¿Podemos hacer eso...?”. ¡Es que de eso se trata! Como nos muestra la oración de Jesús que acabamos de compartir
El conocimiento por unidad, es un conocimiento por excelencia.
En este nivel de conexión con el Señor somos transformados, aprendemos a vivir en un estado constante de contemplación, eso nos lleva a apasionarnos por su belleza, poder, santidad y todos sus atributos.
Esta actitud nos lleva a tener enfocado nuestro corazón en lo que el Padre desea.
1 Corintios 2: 11
Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. (1 Co. 2:11).
EL MÁXIMO CONOCIMIENTO DE DIOS, ES SER UNO CON ÉL.
Jesús decía frases que muy pocas personas entendían, y él decía: “Lo que el hijo ve hacer al Padre, eso hace el hijo...”. (Jn. 5:19). Seguramente le decían: “¿Y a dónde lo ves?”; “¿Qué estás viendo?”, y él respondía: “Mi espíritu lo percibe. Sabe en qué trabaja mi Padre, y así trabajo. Lo que el Padre quiere, así hace el hijo. Y aunque el hijo tiene voluntad, conoce la del Padre, y puede renunciar a la suya propia”. Decía: “Señor, no se haga mi voluntad, sino la tuya...”. (Mt. 26:42).
En este nivel de unidad desarrollamos la mente de Cristo y tenemos un nivel de dependencia total, nuestra voluntad esta doblegada ante El no porque Dios sea un tirano que quiere eliminar nuestro libre albedrío sino porque somos expuestos ante su gloria y majestad, vemos su belleza, su poder, su autoridad, su amor tan grande con el que nos amo que voluntariamente decidimos morir a nosotros mismos para que Cristo viva en nosotros.
1 corintios 2:16
Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Más nosotros tenemos la mente de Cristo.
En este nivel nuestras estructuras mentales internas que antes eran impedimento para que Dios nos lleve mas profundo ahora son transformadas y tenemos entonces una estructura que “protege la semilla de Dios”.
Tal como la parabola del sembrador, nuestro interior puede ser tierra fertil en donde las revelaciones que el Señor esta sembrando en nosotros pueden echar raíz y dar el fruto que El espera.
Se que escuchar sobre este nivel pareciera inalcanzable pero quiero decirte que, aunque humanamente es imposible, tenemos el auxilio del Espiritu Santo que habita en nosotros y que nos perfecciona día a día para que podamos alcanzar la “estatura del varón perfecto” que es fue manifestado en la persona de Cristo.
Es en este nivel en que nos damos cuenta que ¡Necesito cambiar los deseos de mi corazón! Yo necesito amar al Padre. Entonces mi deseo se une al Padre, y yo soy atraído hacia el Él, y ahora mi deseo lo anhela desesperadamente a Él. Y cuando El Padre me seduce y me atrae, me arranca de las garras del pecado, y soy unido en una sola presencia con Él.
El desafío que Dios tiene para nosotros implica una transformación de fondo, no se trata de que un líder nos diga que hacer sino de amar a Dios y tener un nivel de unidad con El tan profundo que me permita manifestar una mente de reino. Nos lleva a imitar a Cristo quien no actuaba solo, sino que hacia y hablaba todo lo que veía del Padre. Y vivir alineados en verdadera adoración y en perfecta unidad con el Padre, el Hijo y el Espíritu.
Es en esta unidad perfecta a la cual podemos acceder por obra de Cristo en la cruz y por acción diaria del Espiritu donde empezamos a parecernos a aquello que adoramos, cada día menguando nosotros y manifestando a Cristo.